"POR SUS OBRAS LOS CONOCEREIS"
- HEROES DE LA PACIFICACION NACIONAL
- 28 abr 2019
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"POR SUS OBRAS LOS CONOCEREIS" (Mt 7,15-20).
‘’Por sus obras los conoceréis’’ Dijo una vez Jesús de Nazaret a sus discípulos cuando le preguntaron sobre las personas que no conocían y distinguir en aquellos la bondad y la maldad. Súbitamente se aparecieron cuatro sujetos, armados con fusiles tipo FAL Vestían totalmente de negro y calzaban botas de agua muy altas, casi hasta las rodillas. El viejo Mao, venía con ellos. Era de suponer que guió a los Senderistas hasta la zona. –¡Compañeros! ¡En nombre del Partido Comunista del Perú! están todos invitados a la Asamblea Popular en Mariátegui ––Anunció el Senderista. Nos tomó a todos por sorpresa, no esperábamos algo así porque detrás de ellos se aparecieron diez subversivos más. El tipo que nos hablara, era muy joven, no pasaba los veinte años. Seguidamente nos observó a todos como esperando una respuesta. –Sí, está bien compañero… Pero estoy cosechando mi cocal. ––Respondió, Playboy. Era obvio que no podíamos negarnos.
–Pueden quedarse un grupo viendo tu cosecha, pero el resto tendrán que acompañarnos ––Ordenó el subversivo.
Cuando llegamos a la salida, donde empieza la carretera. Nos topamos con otro pelotón mucho más numeroso, conduciendo a un buen número de moradores traídos de las diferentes zonas. –¿Son todos? ––Interrogó el que los comandaba. Lo cual su camarada respondió. –La mitad se quedó, cuidando la cosecha de uno de ellos. La respuesta enfureció al líder. Se hacía llamar el compañero “Rambo”, un sujeto moreno de imponente estatura y musculatura. Portaba una ametralladora y la frente cubierta con una vincha roja con la figura dorada de la Hoz y el martillo. En cierta forma trataba de emular al héroe cinematográfico Stallone.
–¡Estamos en guerra y en la guerra estamos todos...! No hay diferencia entre patrón, jornalero ni cosecheros. ¡La revolución es de todos! ––Rugió con los ojos inyectados en sangre. Cuando vociferaba, accidentalmente crucé la mirada con el líder senderista y me quedé helado por el escalofrío glacial de muerte que me invadió. Ese desgraciado me recordó la mirada diabólica de la horrenda criatura de mi pesadilla, que ahora parecía cobrar vida con similares coincidencias. Silenciosos y temerosos avanzamos a través de las palmeras camino a Mariátegui. Los que se quedaron viendo la cosecha también fueron traídos. Nadie podía sentirse seguro, era incierta nuestra situación, porque ninguno podía asegurar si después de la “Asamblea Popular”, volveríamos a regresar a nuestras casas. Pero si de una cosa estaba totalmente seguro, así me lo advertía la fuerte premonición que laceraba mi ser. Habría muerte.
Pero ¿Quién? o ¿Quiénes? La ruleta de la muerte estaba girando, inexorablemente se detendría en cualquiera de nosotros. Todos éramos culpables. El vecino de al lado por haber sido dirigente del Comité Agrario; el compañero del frente, por tener un primo policía; el otro, por haberse divorciado y vivir con otra pareja; el fulano de adelante, porque fue soldado; el tío que vino de visita, por ser aprista; Barry, por fumar sus “Cachitos”; Playboy, por ser mujeriego; Cachorro, por haber sido amigo de la gente de Tigre. Yo también figuraba como culpable. Culpable por hablar sus verdades de los Senderistas, por detestarlos a rabiar sin pelos en la lengua. Sí alguno por ahí se les ocurrió delatarme, antes o después de la “Asamblea Popular” Indudablemente estaría muerto acusado por “Reaccionario”.
Llegados todos los moradores, fuimos reunidos en el amplio local comunal. Los Senderistas en su totalidad eran más cien, entre hombres y mujeres. En su mayoría jóvenes, fuertemente armados. Una vez que según los subversivos, estuvo todo listo. Luego de coordinar con los mandos encargados de la zona “Mao” y “Hamilton”. Se paró el frente de nosotros el cabecilla llamado el compañero “Rambo”. Levanto el puño derecho para dar inicio a la asamblea “Popular” pero antes hizo su clásico saludo comunista a su máximo líder.
–Ante todo: ¡Saludo al presidente Gonzalo; al más grande Marxista, Leninista, Maoísta viviente. Gran estratega político, militar, filósofo, maestro de comunistas, Pensamiento Gonzalo! ¡También saludo al diecinueve de Junio “Día de la Heroicidad”, donde más de trecientos compañeros fueron masacrados por el perro miserable de Alan García…! ––Siguió con una interminable cadena de más saludos. Me desconcertó la sumisión y respeto absoluto en las palabras del subversivo hacia el tal “Presidente” Gonzalo, pero su actitud era desafiante, intimidante para el pueblo, que no dejaban de observarlo asombrados y temerosos.
–Después de mis saludos revolucionarios, doy por empezado la Asamblea popular ––Continúo firmemente el terrorista–– ¡La guerrilla del Partido Comunista del Perú, los ha reunido a todos aquí presentes para poner en conocimiento de la lucha que venimos realizando a nivel nacional! ¡Nosotros, no estamos de acuerdo con este viejo y caduco régimen capitalista, Por si no lo saben desde que empezó la vida del hombre en las cavernas, ha existido este orden, pero en orden evolutivo, así como evolutivo fue la religión para andar de la mano con el capitalismo, para someter al pueblo ignorante y con miedo de la creencia de un ser superior que ni ellos mismo conocen, y jamás han visto! –¡Con el capitalismo; nació la explotación del hombre por el hombre; con el imperialismo nació la explotación de las naciones poderosas, hacía las naciones pobres! ¡Ahora, este régimen caduco y obsoleto, se está cayendo a pedazos, Porque esa es la última fase del capitalismo, un viejo obsoleto y podrido que se cae a pedazos como la lepra, por las bombas y las balas de nuestra revolución! Con el rostro crispado, por el odio criminal que le salía de las entrañas y la satánica mirada que parecían despedir fuego, continuó el terrorista con su incendiario discurso.
–¡Por eso el objetivo de nuestra guerra es destruir este viejo podrido y corrompido estado capitalista, para implantar un nuevo estado social, con justicia eh igualdad para todos! ¡Como ustedes saben, el partido va camino al triunfo final porque nuestra bien organizada estrategia de lucha, ha tomado prácticamente todos los poderes del estado capitalista…!
Estaba en lo cierto, todos éramos testigos a través de las noticias escritas, radiales o televisivas como el país era paralizado con paros armados, destruido con atentados, Ser autoridad del gobierno en las provincias y pueblos pequeños era firmar tu sentencia de muerte, los alcaldes, tenientes gobernadores, agentes municipales. Eran salvajemente asesinados. Estaban infiltrados en todos los sindicatos, en todas las organizaciones populares, en las universidades Especialmente “La Cantuta, donde contaba con mayor cantidad de adeptos. Recuerdo cuando culminaban mis estudios en el colegio, mis mismos profesores. Jóvenes egresados de dicha universidad Enrique Guzmán y Valle hacían apología al senderismo, nos incitaban a unirnos a su “lucha armada”. En otra oportunidad en un paro del SUTEP hubo un profesor que no acato la protesta y asistió a dar clases. Al día siguiente fue hallado muerto cerca al colegio. Tenía las manos atadas hacia atrás y una herida de bala en la nuca con un cartel que decía: “Así mueren los traidores”.
Lo que más me extrañó fue la actitud de algunos profesores. Unos guardaban silencio por temor, evitaban conversar sobre lo sucedido y otros cuando le preguntábamos sobre la muerte de su colega. Se mostraron indiferentes y hasta sonreían. “Son las reglas del Partido… Solo se lo busco”. Con estas palabras los seudos senderistas infiltrados en la docencia, justificaban el asesinato.
–¡El pueblo quiere el cambio, por eso les digo que nada ni nadie detendrán el triunfo final… El Partido es como una rueda de molino que bajará imparable en su velocidad del campo a la ciudad, arrasando y haciendo polvo a todos aquellos que se interpongan en su camino! ––Posteriormente de una breve pausa en su discurso comunista, el exponente coordinó a media voz con algunos de sus “camaradas”. Seguidamente fueron traídos dos cautivos con las manos amarradas hacia atrás. Eran muy jóvenes, no pasaban los veinticinco años. El tal “Rambo” fulminó con la mirada a aquellos dos desdichados que en algún momento buscaron algo de piedad en los ojos del desquiciado sujeto. –¡Hoy traemos antes ustedes a dos perros miserables! ¡El Partido los acusa de “Reaccionarios”, por no acatar el paro armado realizado por el Partido, en Paraíso! ¡Pensaban que huyendo se iban a librar del castigo! Yo les digo a ustedes y también a estos perros miserables: ¡El Partido tiene mil ojos, mil oídos… Nadie escapa al castigo de la guerrilla! ––Antes de continuar con su mensaje de muerte, el cabecilla senderista puso de rodillas a los infortunados sujetos. Y luego continúo.
–¡Estos perros, Lacayos de este podrido estado capitalista que no quieren el cambio!... ¡Hoy con su sangre lo van a pagar … El Partido le aplicara la “Violencia revolucionaria”, igual a la ¡Pena de aniquilamiento!
Al oír la sentencia. El pueblo tembló de pavor. Si bien es cierto habían visto muertos tirados por la carretera, otra cosa ver en vivo el ajusticiamiento de seres humano y conocedores del sadismo con el que actuaban los senderistas el terror fue total.
Antes de dar comienzo a las ejecuciones, una anciana con lágrimas en los ojos, suplicó piedad para los prisioneros, pensando quizás encontrar algo de humanidad en estos fanáticos, desquiciados criminales.
–Como pues, van a matar a estos pobres muchachos. ¿Acaso ustedes no saben tener pena?... ¿Acaso no pueden condolerse del dolor ajeno, acaso no tienen corazón en el pecho, acaso no son cristianos, no tienen madre?
–¡Aquí no vamos a caer en sentimentalismos baratos, los perros miserables, traidores al Partido, merecen morir! ––Fue la brutal respuesta del demencial sujeto. Para evitar que siga hablando, dos mujeres visiblemente aterradas alejaron a la anciana del lugar donde ejecutarían a los infelices.
–¡Estos perros reaccionarios, enemigos del Partido, no merecen una bala, la bala cuesta y no la vamos a desperdiciar! ¡Morirán a cuchillo! ––Después de dar su veredicto final, El tal Rambo, muy presto, sacó una bayoneta y lo encajo sobre el cañón de un FAL y al unisonó, dos de sus subordinados con sendos culatazos pusieron a los cautivos tirados boca abajo sobre el piso. Invadió el ambiente un absoluto silencio fúnebre. La tensión cundió en todos los presentes cuando el verdugo levanto el fusil con la bayoneta sobre la cabeza de uno de los desventurados jóvenes. Muchos contenían la respiración, a mí se me hizo un nudo en la garganta, me costaba trabajo tragar saliva, algunas mujeres se cubrieron el rostro con las manos sollozando, no queriendo ver la sangre que se derramaría.
Se dejo oír un ruido seco, como el hierro que corta la carne, traspasando el hueso para luego detenerse abruptamente sobre el sólido piso… Seguidamente unos aspamos del cuerpo al ser cercenado la columna vertebral, Donde se une a la cabeza con el nervio principal.
El otro condenado al ver la sangre de su compañero muerto empezó a gritar. ––¡Noooooooo! Compañeros nooooo por favor… no me maten… hare todo lo que me pidan pero no me maten por favor…Nooooo…! ––Era como si recién tomara conciencia de la horrible pesadilla que estaba viviendo. Trato de huir, así maniatado… Arrastrándose. Su verdugo le puso la bota encima aprisionándolo y le asesto un golpe sobre la espalda. Al ser perforado el pulmón por el frio acero, emergió como un pequeño chorro de sangre sobre el dorso de la víctima. Intentaba gritar pero la sangre le salía por la boca ahogándolo…
Nadie que fuera humano sería capaz de mantenerse indiferente ante semejante barbarie. Muchas mujeres se desmayaron… hasta hombres también, sobre todo los que pintaban canas. Gritos de horror y llanto… algunos fueron víctimas de fuertes espasmos de la cabeza a los pies, no es exageración pero más de uno se orinó en sus pantalones. Todas estas reacciones pasaron desapercibidas por las vivas de los subversivos.
––¡Viva el presidente Gonzalo! ––¡Viva el presidente Gonzalo! ––¡Viva el presidente Gonzalo
Todos sin excepción con el puño derecho en alto, aclamaban a su máximo cabecilla celebrando la sangre que se acababa de derramar. Y eso no fue todo. Cuando el cuerpo aun daba sus últimos espasmos de vida, el desalmado criminal que ejecutara a los jóvenes, a viva fuerza jaló al centro a dos jovencitas que eran las que más gritaban horrorizadas. Les dio el arma manchada de sangre y les ordenó herir el cuerpo tirado sobre el piso ––¿Así qué con sentimentalismos eh? ¡Pícalo, híncalo o morirás igual! ––La joven no soporto más y se desvaneció, la otra que quedaba fue obligada a tomar el arma y cuando lo hizo, el subversivo al ver que titubeaba, le cogió ambas manos para con ellas, herir una vez más el cuerpo. Al final fue también sacada a rastras porque también se había desmayado.
Conociendo a estos miserables más de cerca, ahora podía entender el motivo de su accionar. Eran seres irracionales ignorantes, cegados por el odio y el revanchismo hacia la humanidad. Sin Dios, ni credo, ni religión, Excepto el tal “Gonzalo”, “Dios todopoderoso”. Una bestia satánica, sedienta de sangre y con un hambre voraz de destrucción y desolación. Nunca imaginé hasta qué grado de bestialidad podía llegar el hombre. El límite de la denigración humana había sobrepasado todo exceso, llegado tan bajo, tan inferior… por debajo de todas las bestias más ruines que habitan y habitaron la tierra.
Mi miedo, mi terror se transformó en un desprecio y repudio total hacia esa horda de asesinos sin nombre. Me jure a mí mismo que si alguna vez uno de estos hijos de perra, se ponían al alcance de mi mano, no dudaría un solo segundo mandarlos derechito al infierno. Tuve que bajar la mirada y cubrirme disimuladamente el rostro para que no vean en mis ojos el odio infinito y desprecio que sentía por ellos o de lo contrario…Yo sería la próxima víctima a quien tendrían que aniquilar.
Creditos:
Javier Tovar LA VERDADERA HISTORIA DEL ALTO HUALLAGA VOLÚMEN: II


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